El proyecto comenzó con la captación de los niños. Se logró captar a un total de 15 menores trabajadores del centro de Chiclayo en 6 días de búsqueda. La tarea no fue fácil, caminamos mañana, tarde y noche para hablar con los pequeños, hacer que sus apoderados firmaran las autorizaciones y, que ellos aceptaran que no iban a trabajar ese día, pero igual serían retribuidos. Al día siguiente comenzó nuestra verdadera tarea, vender caramelos. Nos pusimos nuestro mejor disfraz: narices rojas y gorros estrafalarios; con bolsa de caramelos en mano aprovechando la luz roja del semáforo logramos llamar la atención de la gente y recaudamos un total de 170 soles, que repartimos entre los niños dándole 10 soles cada uno, lo que sobró se utilizó para completar la compra de comida. Felices y muy cansados regresamos a casa, listos para el día siguiente. Empezamos con la profilaxis dental. Después de lograr convencer a Abigail, (niña que vende chocotejas en la calle), de entrar a atenderse, pues tenía mucho miedo. Al parecer y por lo que dijo la doctora, quizás tuvo una mala experiencia anteriormente con el odontólogo, sin embargo, con el ánimo de todos entró. Con Carlitos fue diferente, en cuanto vio el laboratorio de odontología empezó a indagar con toda la curiosidad e hiperactividad que un niño tiene al entrar a un lugar desconocido. De lejos, Carlitos fue el niño más inquieto y travieso, sin embargo, al mirar a sus ojitos supe que escondía tristeza y soledad detrás de sus ocurrencias. Luego de eso nos esperaban en Happyland, parecía que no cabía en ellos la emoción al oir a los chicos encargados de los juegos decirles que tenían todos los juegos a su disposición. Lo mejor fue verlos tan felices, todos reían, corrían de un lado a otro sin poder creerlo, subían y bajaban una y otra vez a hacer fila en los juegos, especialmente en los carritos chocones. Emocionante verlos emocionados, verlos ser niños al menos por uno momento. La comida fue una gentil donación de Kentucky. Todos con sus gorritos de cortesía. Les encantó. Seguido a eso les dimos un pequeño paseo por Pimentel mientras en el carro cantábamos fuerte las canciones del momento, para sorpresa de todos nosotros, los niños sabían las letras, fue emotivo cantar todos juntos. Al regreso fuimos hasta a mi casa porque veríamos una película y comeríamos hamburguesas; todos rieron mucho y quedaron extasiados. Al final de todo fue la repartición de regalos y la entrega del dinero. Todos se fueron felices, y nosotros quedamos un poco tristes, pensando si volveríamos a verlos, pensando qué sería de sus vidas luego, cuantos pasarán los años trabajando en la calle , a cuántos se les pasará la niñez, cuántos tendrán la oportunidad de ir a una universidad. Preguntas que quedarán al aire, esperando de corazón que su vida cambie para mejor en algún momento. Agradezco a todos los chicos que fueron parte del equipo que trabajó y que hasta el final estuvieron cerca a ellos, pendientes de que nada les falte ni que haya obstáculos para su diversión, especialmente a Alex, Moises y Julito. Gracias a Kentucky y a Happyland, a los chicos de odontología,y al Sr. Wilson Coronel quien gentilmente donó los juguetitos. Gracias a todos.
Coordinadora local del proyecto "Chavitos" : Maria Elena Vasquez Delgado